miércoles, 24 de enero de 2018

Esta es la primera mujer de la historia nominada al Oscar a mejor fotografía




Rachel Morrison, directora de fotografía del filme de Netflix Mudbound, ha hecho historia al romper con más de 89 años de ausencia femenina en esta categoría. 

Rachel Morrison oscar 2018
Rachel Morrison será uno de los grandes nombres de la gala del 4 de marzo. FOTO: DAVID BOMBA/RACHELMORRISON.COM
Ya podemos decir que la 90º edición de los premios Oscar, que tendrán lugar el próximo 4 de marzo, es digna de celebración. Por los múltiples reconocimientos a Greta Gerwig (Lady Bird) o Jordan Peele (Déjame salir)que suponen un soplo de aire fresco y diverso en la industria, por el récord de nominaciones de un intérprete gracias a la vigésimo primera de Meryl Streep (Los archivos del Pentágono) o por la inclusión en la categoría de mejor guión de Logan, por primera vez cine de superhéroes de varios quilates. Pero ningún titular rescatado del reciente anuncio de los candidatos a levantar la estatuilla puede superar a la histórica nominación de Rachel Morrison, la primera directora de fotografía que opta al Óscar en los 89 años de historia de los mismos, por Mudbound. Un hito que marca un antes y un después para las directoras, en uno de los oficios que cuenta con el menor número de mujeres de toda la industria, apenas un 5%. Pero este no es el único techo de cristal que ha roto Morrison a sus 39 años.

Rachel Morrison oscar 2018
Este febrero Morrison se convertirá también en la primera directora de fotografía de Marvel. FOTO: GETTY
“Solo espero que la película sea vista, jamás habría pensando que me traería hasta aquí”, declaró Morrison a Variety pocos minutos después de conocer su nominación, lamentándose además de que ni la directora del filme (Dee Rees) ni la película en sí hayan sido reconocidos. “Si sumas todas esas nominaciones tienes que reconocer también la dirección, es el único momento agridulce del día”. Las cuatro nominaciones de Mudbound, que cuenta los efectos de la posguerra en la amistad de dos compañeros soldados de diferentes razas en el Mississippi de los años 40, suponen también más que un premio para Netflix. Esta es la película más celebrada hasta ahora por una Academia que se resistía a reconocer a la plataforma de streaming que ha puesto en jaque su modelo de negocio tradicional. Del trabajo de Morrison se ha alabado su uso de los tonos saturados, el preciosismo presente en cada plano y la recreación de la luz natural.
Rachel Morrison oscar 2018
Mudbound ha cosechado hasta cuatro nominaciones a los Óscar. FOTO: NETFLIX
Morrison, que se hizo un nombre en la industria gracias al filme independiente Fruitvale Station del director afroamericano Ryan Coogler (Creed. La leyenda de Rocky), creció con una cámara en la mano. “Estaba segura de que podría congelar el tiempo. Después fui a la universidad para especializarme en fotoperiodismo pero al final me di cuenta de que podría contar historias más completas a través del cine”, confesó en un encuentro en el Festival de MúnichHa trabajado tanto en cine como en televisión e incluso ha sido la encargada de la fotografía de varias masterclass de Oprah Winfrey.
El oficio del director de fotografía ha estado vinculado al género masculino desde el comienzo del séptimo arte, achacándose al fuerte peso del equipo. Sin embargo, la evolución logística sufrida por las cámaras no ha servido para que las mujeres consigan entrar en un sector especialmente hermético, en el que apenas un puñado de nombres acaparan un gran número de películas. Un ejemplo: Roger Deakins, rival en esta edición por Blade Runner 2049, cuenta con nada menos que 14 nominaciones. Por eso, ese 5% de cinematógrafas en las 250 películas más taquilleras de Hollywood según el Centro de Estudio de la Mujer en Cine y Televisión le pareció hasta elevado a Morrison. “Solía ser un 2% en las películas de estudio y un 4% en las independientes, un 5 es lo más alto que he escuchado”, afirmó en Los Angeles Times. Aunque asegura que a una mujer se le exigen más películas que a un nombre para obtener un trabajo de primera línea, reconoce que una clave para hacer carrera como directora de fotografía es que un director apueste por ti. Ese es su caso con Ryan Coogler en la esperadísimo blockbuster Black Panther(estreno el 16 de febrero), que va hacer de ella la primera mujer que dirige la fotografía de una película de Marvel.
Rachel Morrison oscar 2018
‘Black Panther’ será la primera gran película de estudio de Morrison. FOTO: MARVEL STUDIOS
Por desalentador que pueda sonar ese 5%, la nominación de Rachel Morrison no hace sino apuntalar un optimismo en el futuro del que ya hacía gala la directora en la entrevista con el Times. “El foco debe estar en hacer un buen trabajo. No quiero que me contraten para un trabajo, o ser reconocida, por el hecho de ser mujer. Pero es palpable que algo está cambiando. No creo que la próxima generación de directoras de fotografía tarde 10 años o 10 películas en conseguir su primer filme de estudio. Las puertas están abiertas por primera vez y es hora de atravesarlas”. Quién sabe si el próximo 4 de marzo, en el Dolby Theatre, pueda también derribarlas para siempre.

jueves, 18 de enero de 2018

Jesús Madriñán, con la cámara del XIX a la discoteca del XXI

El artista, galardonado con el Premio a la Producción Artística de la Fundación Banco Santander, está trabajando en un proyecto que quiere convertirse en el relato de su generación

SAIOA CAMARZANA | 18/01/2018 


Jesús Madriñán. Autor: Miguel Lizana
Un día, durante la época en la que convivió en la capital italiana junto al proyecto Dopo RomaJesús Madriñán (Santiago de Compostela, 1984) salió como de costumbre con su cámara del siglo XIX al amanecer para retratar a los jóvenes que volvían a casa después de una noche de juerga. Los primeros rayos de sol entraron en paralelo a la lente de la cámara y, esta, haciendo efecto lupa ardió. No se destruyó y este aparato de madera y cristal sigue siendo su herramienta de trabajo. Con ella está inmerso en la actualidad en un proyecto que busca convertirse en el relato de una generación, su generación. La idea es viajar por diferentes discotecas de España capturando ese imaginario juvenil que pueda ser un archivo gráfico de cómo es ser joven en nuestro país en este preciso momento. Y en ello está trabajando gracias al Premio a la Producción Artística que la Fundación Banco Santander concede cada año junto a Open Studio.

El premio consiste en una residencia de tres meses en Mala Fama Estudios(espacio de creación en una nave del madrileño barrio de Oporto, iniciativa del artista Carlos Aires), donde comparte estudio con Alejandro Botubol, para que llevar a cabo un proyecto que expondrá el próximo mes de febrero. Su trabajo se enmarca dentro de la tradición clásica del retrato de estudio que él descontextualiza sacando su cámara del siglo XIX a la calle. Ahí reside, para Madriñán, la subversión de la fotografía ya que, de alguna manera, se nutre de la "paradoja de utilizar una técnica de otro siglo en la actualidad". Y para sacarla radicalmente de contexto la lleva a un espacio tan caótico como la discoteca.


Dos imágenes de la serie Goodnight London
Lo de retratar a la juventud divirtiéndose no es algo nuevo para el fotógrafo. Capturarlos en esos "espacios de ocio nocturno artificiales puede jugar un papel clave en el desarrollo de la identidad de la juventud", cree Madriñán. Ya en su proyecto de fin de máster, Goodnight London, y la serie Boas Noitesgiran en torno a la misma idea. En ellas habla de sí mismo y de la gente de su generación en un tipo de fotografía a medio camino entre la humanista y la escenificada. Aunque se aleja de la segunda en tanto que no indica pauta alguna a sus retratados. Jesús Madriñán se presenta con su gran cámara (abierta llega a medir un metro) y se planta en la discoteca dispuesto a montar su estudio durante un rato. "Nadie cree que esté haciendo algo real ni interesante", bromea.

"Desde un punto de vista conceptual -prosigue el artista- no es lo mismo entrar en la pista de baile con una cámara digital que con esta de gran formato. Con la primera el fotógrafo que te pide posar te está acompañando en el tiempo pero si apareces con una cámara de madera que se abre y tienes que meter la cabeza debajo de una tela negra se para el tiempo. Todo lo que estaba sucediendo se detiene, la persona toma conciencia y decide cómo quiere ser vista".

Por el momento, para el proyecto español ha empezado por Madrid y ya tiene cerradas sus visitas a la Boité, a Ocho y Medio y a la sala Siroco. Alguna más se unirá antes de que arranque su periplo por la geografía española. Este trabajo, afirma, "es una extensión de los trabajos hechos en Londres, Roma y Galicia", pero el fotógrafo tenía la impresión de "que eran circunstanciales y correspondían a un periodo concreto". Una vez acabada la beca o la residencia cerraba la serie y ahora el plan de Madriñán responde a una ambición mayor, un trabajo a gran escala que se prolongue en el tiempo.

Dos jóvenes de la serie Dopo Roma y, a la derecha, imagen de Boas Noites realizada en Galicia
Aunque la beca acaba a finales de febrero y la exposición se inaugura a mediados de mes, se trata de un proyecto vivo y de lento proceso que piensa seguir construyendo con la finalidad de culminar en ese corpus que servirá a las generaciones futuras para conocer cómo eran los jóvenes del siglo XXI.Como aún se está gestando, lo que se verá en la exposición de febrero será su proceso creativo con las imágenes que haya conseguido hasta el momento junto con las pruebas erróneas. Sin embargo, esta no es la única muestra que Madriñán tiene abierta, ya que se puede ver su obra en la individual As noites interiores en Normal- Espazo de intervención cultural de La Coruña y forma parte de La generación del 87 que acaba de inaugurarse en el Centro Cultural Conde Duque de Madrid.

El giro hacia lo analógico

El artista, que en origen quiso ser pintor y regentar un quiosco, se lanzó a la fotografía analógica tras ver un tríptico de gran tamaño que le dejó perplejo. De manera automática pensó en la resolución que debía de tener la cámara con la que había sido tomada hasta que la autora de la misma le sacó de su error: trabajaba en analógico y en gran formato, es decir, el negativo de la cámara responde a las medidas de un A4. En ese momento descubrió que "ese tipo de fotografía seguía en activo" y entendió que "con cierta pericia proporciona resultados muy buenos".

Ahí se reconvirtió pero siempre cuidando y entrenando su ojo. Su complejo mecanismo requiere introducirse literalmente dentro de la cámara y mirar a través de un cristal donde la imagen se ve boca abajo y desenfocada. "Para enfocar se necesita una lupa, meterte bajo la tela negra y girar varios engranajes", explica Madriñán. Es una técnica manual y artesanal que requiere entrenamiento por la carestía de los negativos. Lo ideal es hacer una sola toma, dos a lo sumo. "Me gusta la visión purista de intentar capturar ese preciso momento, si sale bien perfecto, si no, has perdido la oportunidad". Para que eso se traduzca en éxito el fotógrafo realiza pruebas de luz y enfoque en el taller antes de sacar su estudio a la calle. O montarlo en discotecas. 

viernes, 5 de enero de 2018

Reinier Gerritsen retrata en 'The Last Book' a todas las personas que siguen apostando por el papel frente al ebook en los viajes bajo tierra.



"Siempre me ha fascinado la combinación de personajes en el metro. Y si, en este caso, me encuentro con alguien leyendo un libro, su postura física y su concentración en los ojos son de lo más inspirador". El fotógrafo holandés Reiner Gerritsen estaba en Nueva York en 2009 trabajando en su proyecto Wall Street Stop. Fotografiar a gente en la mítica parada de metro le valió para reflexionar sobre cómo la gente cada vez leía menos libros. Se pasó dos años con ese proyecto, así que algo debió percibir en el ambiente. "En 2011 fue tan obvio ver cómo el libro perdía fuelle que decidí documentar el fenómeno". De ahí nació The Last Book, un proyecto (y libro) que se puede ver hasta el próximo 7 de febrero en la Julie Saul Gallery de Nueva York y que va precisamente de eso: gente de Nueva York leyendo libros en el metro. Tras convertirse en sensación viral tras varios artículos publicados en el Wall Street JournalSlate o la versión estadounidense del Huffington Post, charlamos vía correo electrónico con el fotógrafo que quiso rendir homenaje a los viajeros que siguen queriendo 'cargar' con sus libros bajo tierra.
Foto metro Nueva York leyendo
Michael Baisden, ‘God’s Gift to Women’.

REINIER GERRITSEN/ CORTESÍA DE JULIE SAUL GALLERY, NEW YORK

Llevas trabajando en The Last Book desde 2011, ¿cúantos libros has fotografiado? 
Más de mil. Mi criterio para una buena foto era que el rostro y el libro tenían que estar visibles en el plano. Puedo asegurarte que no fue tarea fácil. Estamos hablando del caos de las horas puntas en vagones saturados de gente. Algunas portadas fueron imposibles de fotografiar. Algunas no eran visibles, pero descubrí que si podía enfocar una sola frase del libro, después lo podía googlear y encontrar de quién era el libro.
¿Qué rutina seguías mientras trabajabas?
Me levantaba a las 6.45 de la mañana, hacía fotos entre las 7.30 y las 10.30 horas. Luego volía a las 15:30 hasta las 19:30, cinco días a la semana.
Jane Eyre
Jane Austen, ‘Orgullo y prejuicio’.

REINIER GERRITSEN/ CORTESÍA DE JULIE SAUL GALLERY, NEW YORK

¿Crees que los libros van a ir desapareciendo de los espacios públicos?
Por supuesto que no, pero necesitaba este título El último libro, para dejar claro que nuestra sociedad está cambiando de una era analógica a una digital. Otra de las capas de este proyecto es ver a estas fotografías como un estudio sociológico de nuestra sociedad moderna.
Foto metro Nueva York leyendo
Mary Renault, ‘El auriga’.


REINIER GERRITSEN/ CORTESÍA DE JULIE SAUL GALLERY, NEW YORK

Después de fotografiar libros, decidiste crear una App llamada The Last Book revisited donde también se ve a gente leyendo ebooks. ¿No fue más aburrido que con los libros?
Lo es. Fotografiar ebooks es aburrido. Es hipnótico enlazar un rostro con una portada, y dejar que mi imaginación vuele. Cuando terminé de fotografiar a gente con sus libros, me di cuenta de que estaba haciendo referencia al pasado, cuando lo que realmente me interes es la transición de la sociedad actual, de lo análogo a lo digtial. Mi colega y amigo, Bas Vorege, vino con la idea de que también visualizásemos gente con sus tabletas y ereaders. Creamos la app. La combinación de los libros de papel y los digitales hacen que esta transición sea mucho más visible.
Kurt Vonnegut, Bluebeard
Kurt Vonnegut, ‘Barbazul’


REINIER GERRITSEN/ CORTESÍA DE JULIE SAUL GALLERY, NEW YORK

Foto metro Nueva York leyendo
Walker Percy, ‘El cinéfilo’.


REINIER GERRITSEN/ CORTESÍA DE JULIE SAUL GALLERY, NEW YORK

¿Cuál es tu momento favorito o el más especial de The Last book?
Si vas a la exposición de Nueva York, en la Julie Saul, verás a dos chicas en la pared de la izquierda. La foto se llama The White Album, página 32. Es mi favorita, pero fue muy díficil de tomar. La mayoría del tiempo disparo fotos en metros repletos de gente, pero en este caso era viernes por la noche y el vagón estaba prácticamente vacío. Estaba sentado entre dos chicas; una leía, la otra dormía. En ese momento pensé que era demasiado íntimo e invasivo tomar la foto, así que decidí no hacerlo. Entonces el tren se retrasó y terminé sentado frente a frente con ellas durante 20 minutos. Al final no me pude resistir a aquella invitación visual. Aquel momento resultó tener una calidad visual increíble, y acabó en el libro. La semana pasada recibí un mail de una de las dos chicas, Sarah, diciendo que se había reconocido en una de las fotos y que esta se sentía honrada y en shock al mismo tiempo. Me ha emocionado mucho recibir su mail. Justo me pillas enviándole su foto impresa.
Joan Didion
Joan Didion, ‘The White Album’.

REINIER GERRITSEN/ CORTESÍA DE JULIE SAUL GALLERY, NEW YORK



jueves, 4 de enero de 2018

EXPLORANDO LA SOLEDAD DE LA VIDA EN LA CIUDAD A TRAVÉS DE LA FOTOGRAFÍA





El fotógrafo londinense Alan Schaller es conocido por su increíble fotografía urbana. Su gran habilidad para mezclar la iluminación de alto contraste con composiciones arquitectónicas le ha ganado clientes como The Financial Times y The Independent.
Alan Schaller fotografia callejera


Jugando con las luces y las sombras, Schaller nos lleva al corazón de una ciudad desconocida, casi siniestra, trás sus artísticas composiciones. Al alejarse de la fotografía urbana clásica, su trabajo adquiere una forma abstracta, de otro mundo, en el que las personas son menos importantes que el espacio que les abruma.

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De hecho, en su mayor parte, no vemos quiénes son estas personas: sus rostros quedan ocultos por la oscuridad mientras avanzan por la ciudad. Las personas de Metropolis están a menudo enmarcadas por las formas artificiales que les rodean, como atrapadas en una ola creada por ellos mismos. El trabajo de Schaller es una mezcla de arte y fotografía urbana que nos encanta.

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'Metropolis' es una serie que examina cómo nos empequeñece el mundo moderno que nos rodea y como, a menudo, nos sentimos perdidos en él.

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Carle Naudot.